sábado, 12 de junio de 2010

¿FE?


Llevo mucho tiempo pensando en sentarme y escribir esto. Y no lo he hecho porque quería darme tiempo. Días para reflexionar, para ver la evolución de los acontecimientos, porque no quería plantear una opinión precipitada y ¿por qué no decirlo? porque tenía miedo de equivocarme. Porque los despidos en El Correo de Andalucía me han tocado algo. Porque sé la importancia que tiene el trabajo del periodista, cada día más ignorado -en la acepción castellana de la palabra-, por el público y despreciado por representantes. Porque aprecio el trabajo de muchos de quienes trabajan allí y he tenido la suerte de apreciar algunos profesionales como personas y además, quererlos.

Y no he querido escribir porque tenía mucha fe y porque tenía muy poca. No tenía fe en que se pudieran mantener a una, en que resistieran las presiones que me imagino que habrán soportado, los susurros envenenados, las dudas, el recorte del salario por el mismo trabajo, vamos a ser sinceros... Joder son vidas, son familias, son hipotecas, alquileres, facturas.... Y fíjate qué vergüenza, que sin embargo no perdí la fe en ver en alguna protesta a esas caras que salen casi a diario en ese mismo periódico, con frecuencia para defender los derechos de los trabajadores, incluso de los colegas de profesión. Para denostar la reforma laboral, para exigir el cumplimiento de los convenios de casi todos los sectores...

Y la falta de fe me ha traicionado. Porque ellos sí que han luchado por ellos, por un proyecto y además, por el compañero que se sienta a su lado. Pero todavía me ha traicionado más la fe. Porque un tímido comunicado de la Asociación de la Prensa -que después enmudeció, o eso es lo que se ha visto desde fuera- no me parece que sea apoyar a tus compañeros y mucho menos al sector que has optado por representar y defender. Porque los alumnos de la Facultad, no sé dónde se creen que van a ir a parar, no han sido capaces de cruzar la calle. Porque tampoco he visto a los mismos profesores de Comunicación que hablaban de la relevancia de nuestro trabajo para el funcionamiento democrático de la sociedad. Aunque a decir verdad, también son los mismos que nos animaron a dedicarnos a otra cosa ¿Dónde tantos y tantos cargos públicos que trabajan con estas personas día tras día? Así que gracias, a quienes no les tenía fe, porque me han demostrado que mis errores pueden alegrarme el día, por jodido que sea ese día y por asquerosa que sea la situación. Porque han sido capaces de dar la cara, porque nos hemos enterado de su protesta y esto debería animarnos a protestar más, porque somos muchos y está jodida la cosa. No es la crisis. Estaba hecha una mierda desde hacía mucho tiempo ya. Gracias a todos, porque creo, sinceramente y aunque ahora no lo parezca, que habéis demostrado que puede haber un nuevo día, si estamos juntos. Y buena suerte, a quienes se han ido y que buscarán un futuro mejor, y buena suerte a quienes se han quedado para seguir construyéndolo.
Y a quienes les tenía fe, o más que fe, esperanza, pues la verdad, nada que decirles porque -para ser sincera- tampoco me han decepcionado tanto.